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El gran apagón eléctrico del 28 de abril de 2025 en España: causas, impacto y lecciones para el futuro 

El 28 de abril de 2025 será recordado como el día en que España y Portugal vivieron el mayor apagón eléctrico de su historia reciente. A las 12:33 horas, en apenas cinco segundos, más de 15 GW de generación eléctrica desaparecieron del sistema, dejando sin luz a millones de personas y paralizando la actividad económica, social y de servicios esenciales en la península ibérica.  

 

¿Qué ocurrió realmente? ¿Cuáles son las causas más probables y qué retos plantea este suceso para el futuro del sistema eléctrico?

 

¿Qué creemos que ocurrió el 28 de abril? Una cronología del apagón 

  • 12:33 (hora peninsular): Una caída súbita de generación eléctrica, principalmente en el suroeste de España, desencadenó una desviación de frecuencia crítica en la red. 
  • Desconexión automática: Para proteger la infraestructura, el sistema eléctrico español se desconectó del resto de Europa, lo que agravó el colapso. 
  • Apagón masivo: El 60% de la demanda eléctrica peninsular quedó sin suministro en cuestión de segundos, afectando también a Portugal, Andorra y parte del sur de Francia. 
  • Parálisis de servicios: Transporte, telecomunicaciones, hospitales, comercios y la actividad industrial se vieron gravemente afectados durante horas. 
  • Recuperación progresiva: El restablecimiento del suministro fue lento y desigual. A la madrugada del 29 de abril, el 92% de la demanda ya se había recuperado, pero el impacto fue histórico. 

¿Cuáles fueron las causas del apagón? 

Aunque la investigación oficial sigue abierta, Red Eléctrica de España (REE) y expertos del sector han señalado varios factores clave: 

  • Alta penetración de renovables: El sistema operaba con una proporción muy elevada de energía renovable (solar, eólica e hidroeléctrica) y una baja presencia de generación convencional (nuclear, térmica). 
  • Falta de inercia y sincronía: Las renovables, a diferencia de las centrales convencionales, no aportan inercia rotacional natural al sistema, lo que dificulta estabilizar la frecuencia ante perturbaciones bruscas 
  • Oscilaciones y hueco de tensión: La caída repentina de generación provocó oscilaciones en los flujos de potencia y un “hueco de tensión”, desencadenando el colapso de la red. 
  • Descartado el ciberataque: Tanto el Centro Nacional de Inteligencia como REE han descartado, por ahora, la hipótesis de un ciberataque o sabotaje como causa principal 
  • Otras hipótesis: Se investigaron posibles fallos en líneas de alta tensión, fenómenos meteorológicos y desconexiones masivas en plantas solares, pero ninguna de estas causas se ha confirmado de forma concluyente. 

Impacto económico y social: una factura millonaria 

El apagón tuvo un impacto inmediato y profundo en la economía y la sociedad española: 

  • Pérdidas económicas: Las estimaciones iniciales sitúan el coste directo en más de 1.000 millones de euros, afectando especialmente a la industria (paralización de fábricas como Seat, Ford o la petroquímica de Tarragona) y al sector servicios. 
  • Interrupción de servicios esenciales: Hospitales, centros de datos, transporte ferroviario y aéreo, redes de telecomunicaciones y comercios sufrieron cortes y parálisis durante horas. 
  • Afectación a la vida diaria: Millones de personas quedaron incomunicadas, atrapadas en trenes, estaciones y edificios sin ascensores ni agua corriente. 
  • Recuperación desigual: La vuelta a la normalidad fue progresiva, con zonas que recuperaron la luz en pocas horas y otras que permanecieron a oscuras hasta 20 horas después. 

¿Qué lecciones deja el gran apagón? 

El suceso pone sobre la mesa varios retos y aprendizajes clave para el futuro del sistema eléctrico español: 

  • Flexibilidad y resiliencia: La transición hacia un sistema descarbonizado y dominado por renovables exige reforzar la flexibilidad y la capacidad de respuesta ante eventos extremos. 
  • Inercia y sincronía: Es fundamental garantizar reservas suficientes de generación síncrona o tecnologías que aporten inercia (como el grid forming) para estabilizar la red. 
  • Planificación integral: El diseño del sistema debe integrar generación renovable, almacenamiento, interconexiones, respaldo convencional y mecanismos de mercado que remuneren la flexibilidad y la capacidad. 
  • Valor de la fiabilidad: El coste de la “energía no suministrada” es enorme y debe ser un factor clave en la toma de decisiones sobre inversiones y operación del sistema. 
  • Comunicación y coordinación: La gestión de crisis y la transparencia en la información son esenciales para mantener la confianza de la ciudadanía y los agentes económicos. 

Conclusión: un antes y un después para el sistema eléctrico 

El apagón del 28 de abril de 2025 marca un punto de inflexión en la historia energética de España. Más allá de las causas técnicas, el evento subraya la necesidad de avanzar en la modernización y digitalización de la red, invertir en tecnologías de respaldo y fortalecer la coordinación entre operadores, empresas y usuarios.  

En Vivolt, seguimos comprometidos con la innovación, la seguridad y la sostenibilidad en el suministro eléctrico. Apostamos por un sistema energético robusto, flexible y preparado para los desafíos del futuro. 

 

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